Tecnología y Prosperidad

Vivimos en un tiempo en el que la tecnología ya no es solo una herramienta: es el lenguaje con el que el mundo se comunica. Sin embargo, entre este tsunami tecnológico, persiste una pregunta fundamental: ¿estamos construyendo un futuro digital que mejore la vida de las personas, o simplemente digitalizando nuestras desigualdades?
Es esencial tomar como referencia las trampas del desarrollo mencionadas por la CEPAL, para entender que la prosperidad requiere del crecimiento en oportunidades integrales de personas, instituciones, empresas y otras entidades sociales y académicas, ello aparejado de la capacidad de transformar la tecnología en bienestar.
Por otro lado, la pobreza del siglo XXI no se medirá solo por la falta de ingresos, sino también por la falta de acceso, de conectividad, de alfabetización digital. En definitiva, por la imposibilidad de participar en esta nueva sociedad del conocimiento, solo en nuestro país podemos ver cuantas personas no pueden terminar su eduación formal y tiene un acceso productivo a la tecnología limitado,
Todo está conectado: ambiente, estabilidad social, tecnología; basta con estudiar el informe de riesgos del Foro Económico Mundial. Pero en este tejido invisible que une al planeta, corremos el riesgo de perder lo más importante: la esencia humana. Poe ejemplo, la inteligencia artificial puede ayudarnos a resolver problemas complejos pero también puede alejarnos de nuestra empatía si olvidamos que antes de cada registro de información hay una persona y una historia.
Debemos marchar hacia una tecnología al servicio de las personas. De forma inclusiva y garantizando las capacidades técnicas, jurídicas y académicas que habiliten a sacar el máximo provecho de esta. Y dentro de ellas, el gran reto es balancear la normativa jurídica versus el desarrollo de tecnológico en un ambiente que promueva la educación innovadora.
Ahora bien, la cooperación internacional es fundamental y por ello, quisiera mencionar la ciber diplomacia, como el esfuerzo de los Estados y organismos internacionales por establecer normas, proteger derechos y evitar conflictos en el ciberespacio. Hoy, la estabilidad política y la seguridad internacional dependen tanto de acuerdos sobre el uso adecuado de tecnologías en un mundo con complejos problemas militares.
Esta diplomacia moderna busca algo más que defensa: busca confianza. Crear modelos de comunicación adecuados entre las redes datos, las instuciones y los gobiernos, pues en su ausencia la fragmentación global estará cimentada negativamente en recelos y temores.
Evidentemente es necesario que también volvamos la mirada hacia la creación de infraestructura desde el espectro , acceso a dispositivos hasta despliegues solidarios de conectividad para zonas vulnerables., en espacios de vida digital ciberseguros.
El futuro se construye con infinidad de datos, energía, conectividad y conocimiento. Pero solo funciona si integramos tres actores fundamentales: humanos, empresas y gobiernos, trabajando todos juntos con propósito. La prosperidad digital no puede limitarse al crecimiento económico, debe traducirse en bienestar, estabilidad y sostenibilidad. En acceso a salud y educación, en energía limpia, en empleos dignos, y sobre todo, en talento robusto para construir nuevas oportunidades para todos.
Este contenido fue desarrollado con el acompañamiento académico Luis Adrián Salazar Solís, MasterMind para la Facultad de Ingenierías y TICs de la Universidad Latina de Costa Rica.